miércoles, 5 de mayo de 2010

EFT y Migrañas

Desde que descubrí EFT, la he ido aplicando con éxito en una amplísima variedad de temas, encontrando dos temas importantes que siempre están presentes: 1) la gran profundidad y alcance del procedimiento; y 2) la forma eficaz y segura que permite este trabajo y que logra que cualquier aspecto que esté escondido salga a la luz para asegurar así el éxito total y el beneficio completo para la persona que acude solicitando nuestra ayuda.

Precisamente sobre esos aspectos ocultos quería compartir con vosotros el siguiente caso.

Pedro (nombre figurado) acudió a verme porque llevaba más de 30 años con migrañas recurrentes a las que los médicos, neurólogos y demás especialistas no habían podido encontrar causa orgánica alguna que las justificase. Comentaba que durante gran parte de esos años las había sufrido de forma intermitente pero que últimamente eran casi permanentes, sobre todo los fines de semana.

Una vez informado sobre EFT comenzamos a trabajar. Comentó que estaba en un 10 sobre 10, así que lo primero fue una ronda sobre el dolor que él percibía como un taladro que le atravesaba la sien izquierda. Es importante trabajar lo más inmediato, lo que hace que la persona esté molesto en ese momento: ya tendremos tiempo de indagar sobre otros aspectos y además conseguiremos que se sienta mejor y valore más el trabajo que está realizando consigo mismo, implicándose de forma más plena.

“Aunque tengo este dolor como un taladro que me atraviesa la sien izquierda me acepto completa y profundamente”

Tras dos rondas el dolor bajó a 5, luego a 2 y finalmente desapareció de la sien pero curiosamente le apareció en el hombro izquierdo. Comenzamos a perseguirlo:
“Aunque ahora siento dolor en mi hombro izquierdo...”

Desapareció en una sola ronda trasladándose al estómago.

“Aunque siento este dolor en el estómago de forma opresiva...”

Pasó a las piernas y finalmente a los pies donde desapareció:

“Aunque siento las piernas como si me temblasen y vibrasen descontroladamente...”
“Aunque los pies están molestos y quieren moverse ellos solos por su cuenta...”

El dolor ya no estaba por primera vez en muchos años y pudo irse a su casa sin molestia alguna.

En la siguiente sesión comentó que el dolor sólo le apareció durante el fin de semana, pero no con la intensidad anterior (lo valoró en un 6 sobre 10). Ese tiempo era el momento en que se reunía con su familia y tenía “cosas que hacer”. Indagando encontramos que su padre siempre le había minusvalorado y ridiculizado cuando él intentaba hacer algo, no encontrando jamás aprobación incluso cuando obtenía buenas notas. Encontramos el filón oculto y lo trabajamos de forma completa:

“Aunque mi padre nunca me valoraba...”
“Aunque mi padre me gritaba que no valía para nada...”
“Aunque me avergonzaba delante de mis amigos...”
“Aunque me daba miedo cuando me gritaba así...”

El siguiente fin de semana no tuvo ya dolor, solamente el miedo de que le volviese:

“Aunque tengo miedo de que este dolor no se haya ido del todo...”
“Aunque me gustaría pensar que por fin se ha ido...”

En las siguiente sesiones continuamos trabajando esos aspectos relacionados con el afecto de su padre (o su falta de expresión del mismo) y el tema de perdón.

Utilizo una técnica aquí que consiste en inducir una suave relajación hipnótica y llevara a la persona a un lugar donde se sienta seguro y como en su verdadera casa, puede ser una playa, una montaña, un valle, depende de cada persona. Una vez allí, le pido que invite a la persona en conflicto (en este caso su padre) y que le exprese todo aquello que nunca pudo o no quiso. En este momento se puso a llorar como nunca había hecho antes (su padre había fallecido hacía ya algunos años) y le dijo todo lo que necesitaba expresarle.

Finalmente, le perdonó y se perdonó a sí mismo.

Actualmente, lleva sin dolor alguno más de un año.

Juan Pedro. Psicólogo. Practicante de EFT. Experto en Hipnosis.
eftpsicologia@yahoo.es
http://eftpsicologia.blogspot.com

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