martes, 25 de mayo de 2010

La inocencia original

“Todos hablan del pecado original pero nadie recuerda la inocencia original”


Esta frase, que aunque parezca increible es de un papa, de hace varios siglos, cuyo nombre ahora mismo no recuerdo, define claramente lo que hoy en día se echa en falta y que tantos y tan variados libros sobre la autoestima nos repiten cosntantemente.

No somos pecadores, sino inocentes al nacer, por derecho propio, por esencia clara e inequívoca. Siempre nos están diciendo y recalcando los defectos, equívocos, errores, meteduras de pata, es dcir, lo pecaminosos de tantos actos, pensamientos y obras, lo inadecuado de ésto y de aquello o, incluso, de lo de más allá.

Somos pecadores, bien ¿y qué? ¿hay diferencias de pecado, grados inlcuso? ¿hay pecados mejores y otros no tanto? ¿hay pecadores mejores y peores?

En mi caso, hace tiempo que dejé de plantearme tales disquisiciones morales o de otra índole. ¿Para qué?

Ahora que está ede moda la famos ley de atracción, y que en las diferente stradiciones se sabía y conocía desde siempre, si se sabe buscar y ver, sabemos que pensamientos negativos, dirigidos hacia el exterior o a nosotros mismos, atraen lo mismo, lo semejante busca y gusta de lo semejante.

La tristeza, duda, culpa, frustración, son compañeros de viaje de muchos que deambulan en un recorrido de más sombras que luces. Nos hemos llegado a creer que efectivamente las sombras son "malas". Pero la sombra existe, precisamente, ¡¡¡¡porque hay luz!!!!

Es esta misma luz la que le da vida, la crea y forma. Y lo mismo ocurre con nuestra forma de pensar y ser: ¿por qué fijarnos en la sombra cuando podemos disfrutar de quien la crea?

Antes de pecar fuimos inocentes, nacemos inocentes y no pecadores, luego nuestra verdadera esencia es esa, la inocencia que brilla en cualquier oscuridad, que deshace sombras equívocas, que permite navegar en mares de distinto oleaje con la garantía que un buen piloto siempre proporciona.

Porque es un piloto experimentado, creado desde siempre, a tu disposición en lo más profundo de tu mar, esperando tus órdenes para poner el barco al norte, hacia tu bien estar (sí, son dos palabras unidas para formar una sola).

Decídete a pilotar tu barco; al fin y al cabo es el viaje más importante que jamás realizarás, el de tu propia Vida.

LEER MÁS...